miércoles, 7 de agosto de 2013

Una historia sin final

Aún me quedaban muchos besos por ofrecerte, muchas caricias por regalarte y demasiadas sonrisas para sorprenderte. Esos detalles que nunca pude llegar a darte son los que ahora, como muchas madrugadas, salen a la luz sobre este papel. Mañana me despertaré y pensaré de nuevo que todo a vuelto a la normalidad, pero desgraciadamente tengo la mala costumbre para mí de recordar y añorar los buenos momentos que he vivido con las personas que al final han acabado haciéndome daño. Nos empeñamos en buscar una solución a algo que realmente no es un problema, sino que es nuestra imaginación haciéndonos creer que no habrá nada mejor que ese pasado ya vivido. Lo que deberíamos hacer es olvidar los rencores y las penas, para seguir, sin mirar atrás. Porque lo que está claro es que nada se puede repetir con exactitud, aunque sí el compartir momentos con la misma persona, aún siendo difícil, aunque se pierda el contacto. Así es que lo que realmente te importa no se puede repetir porque nunca acaba. Yo lo llamo, nuestra historia sin final.