lunes, 6 de noviembre de 2017

Vuelve a intentarlo

Puede que de todo esto saque algo bueno, al menos parece que la tinta fluye por el papel con mucha fuerza. Últimamente son todo recuerdos, pequeños flashbacks que me llevan a aquella época. "Aquella", como si hubieran pasado siglos desde entonces. En cierto modo para mí sí que ha sido así.
Podría decirse que es bastante duro, como querer escalar una montaña helada sin guantes que te protejan las yemas de los dedos; buscas el primer agarre que encuentras, pero al final parece ser un nuevo laberinto que te devuelve donde el suelo te grita "inicio" con unas grandes letras, y al dar dos pasos te topas con la temida señal de "vuelve a intentarlo".
Así fue siempre la historia que trato de mostrar. Sí, me gustaba, no sabías que te encontrarías en el siguiente refugio, ni si pasados unos días las flores mas preciosas del valle aparecerían bajo tu cama de madera.
Ahora puedo cerrar los ojos y ver una pared inmensa. Los recortes se hacen con la habitación, cada mirada de esas figuras inanimadas se clavan en mí. Pero no, la partida ya se acabó. Tengo que ser capaz de llegar hasta la bandera que ondea en la cima. Una mecha prenderá la tela y al fin todo habrá terminado.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Giros infinitos

Nos enseñan a luchar por lo que queremos, así podremos ver lo bonito que es el camino fácil, lleno de flores y diamantes. Entonces lo das todo, pero no consigues llegar donde querías. Lo que veías al final de la calle parece ser que ha cambiado por completo y ahora un nuevo edificio se alza sobre él.
Te quitan una parte de ti, algo fundamental para lo que intentas buscar una réplica idéntica al original.
Es cuando coges la balanza que tenías olvidada y subes en ella todo lo que encuentras dentro de los dos baúles que presiden el cuarto. Por desgracia el lado izquierdo se inclina más que su compañero. Miras hacia abajo, rebuscas en tus bolsillos y vuelves a ponerte esas gafas opacas y a vestir de colores claros.
Subes los brazos y empiezas a moverte al ritmo de lo que está sonando en ese momento, quizá así, en cada giro, todo se vaya y desparezca. Pero la aguja llega al final del disco y sólo tienes dos opciones: puedes volver a llevarla al principio y ver qué nueva sorpresa te traerán estos tres minutos de historia; o dirigirte hacia la ventana de la habitación con muebles de madera oscura y tirar por ella todos los restos que se acumularon durante todo este tiempo. Más tarde deberás cerrar la puerta, apagar la luz y deshacerte de cualquier mecanismo que te permita volver a entrar. Asegúrate de guardar la copia de la llave en un lugar tan complicado que no puedas recordar.
Te alejarás de la ciudad, encontrarás un escondite, pero bastará un simple olor, una palabra, un gesto, para que la bombilla de aquella habitación vuelva a brillar y lo recuerdes de nuevo.

viernes, 9 de junio de 2017

Abril

Sueñas constantemente con ver la aurora boreal a través de tu ventana, incluso llegar a tocarla con la punta de los dedos, pero no te das cuenta de que estás cegado por esas cuatro paredes que te impiden alzar los brazos.
Todo este tiempo has estado enganchado a ese fuego intermitente, intenso, placentero. Lo encontrabas confortable. Una habitación en calma dentro de todo ese caos que te rodeaba.
Controlador, más inteligente de lo que pensabas en algunos casos, aunque en otros le sobraba egoísmo. Su propio placer anulaba lo ajeno. Disfrutaba demasiado con esas sensación.
No te pido que lo entiendas, ni mucho menos que abril vuelva a mí. Simplemente piensa en enero, con sus gélidas mañanas, sus suspiros a media noche y la escarcha que se acumulaba en la galería que veíamos al despertar. Te sentirás vacío, sin fuerzas. Habrás perdido la batalla en la que pensabas haber triunfado. Sólo entonces te darás cuenta. Pero quizá, en ese momento, las hojas secas que permitían esa gran llamarada tiempo atrás, se habrán convertido en ceniza y no tendrás la fuerza suficiente para seguir brillando y deslumbrado a todo inferior a tu paso.

miércoles, 18 de enero de 2017

Bucles

Desde pequeños nos cuentan todas esas historias con finales felices, pero no nos enseñan lo que realmente va a ocurrir. Nos enfretamos a un bucle continuo, con las mismas sensaciones, la felicidad se reparte en unas horas cada vez, y las horas que nos pasamos llorando forman parte de la antesala de las buenas noticias.
Llegamos a creernos que todo es suficiente, que no merecemos luchar por más, hasta que al fin llega, y volvemos a la misma idea de antes. Y de nuevo se vuelve a repetir. Encerrados en el mismo espacio que nos impide avanzar hacia el punto en el que realmente está la salida. Quizá deberíamos desprendernos  de todo aquello que nos frena los pies y nos venda los ojos con cintas negras, impidiéndonos decidir con claridad, ya que debido a la falta de algún sentido, nos guiamos por los sentimientos más reales que nos vuelven hacer caer en aquella historia. Aquella con tapas de tela, letras doradas y un fino lazo que nos indica donde volvemos a encontrarnos, y que si retrocedemos unas páginas atrás, todo volverá a ser como antes.