miércoles, 5 de noviembre de 2014

Cuerpos desnudos

Toca volver al frío, a ese olor peculiar del invierno.A ese estampado de flores, rosas rosas exactamente, con un reverso de rayas en azul empolvado y algo de blanco. A esos rayos de luz, esos de las primeras horas de la mañana que tiñen la habitación de un color cálido a través de las cortinas. Toca volver a esa canción que trae consigo alguna caricia, esa mano que va desde el lunar en la espalda hasta el cuello, despacio, deslizándose por una tez desnuda desde hace un par de horas. Entonces pone su dedo en su nariz, no puede evitar sonreír con un gesto relajado.

Pero en verdad, toca volver a escribir, a sentarse en un lado de la cama y coger una taza con algo caliente, quizás café. De hacer como la mayoría de las veces, empezar a dibujar unas cuantas letras contando algo para acabar arrugando esa hoja de papel y tirando el lápiz encima de la mesa. Sólo toca volver a las historias de invierno que se escriben con velas encendidas olor a fresa.